Varsovia: paseo foto–gastronómico

La fotografía nace del deseo por inmortalizar lo que pasó y –aparte de voluntades más o menos artísticas– ha sido siempre éste su objetivo primordial. Cuando viajo tengo la costumbre de fotografiar lo que veo. Y lo que como. El hecho de que el polaco sea uno de los idiomas más difíciles del mundo y de que durante nuestra estancia no tomase notas gastronómicas hace que sea a través de la fotografía –y de mi compañera Natalia, claro– que os pueda ofrecer este paseo rememorativo por los platos que las ganas de comer –y la lotería de señalar a boleo en las cartas, a veces– nos llevaron a solicitar en la ciudad pujante y paradójica que es Varsovia.

Las opciones a la hora de comer son muchas, generalmente buenas y casi siempre asequibles. Para probar cocina típica lo mejor es moverse por la Ciudad Vieja o recorrer la rebosante arteria de Nowy Swiat. También perderse por la ciudad y caer en el lugar que más nos entre por los ojos. Unos establecimientos muy polacos son los llamados “bares de leche”, herencia de la era soviética: restaurantes populares, con platos sencillos y baratos, pero que, en cualquier caso, hemos descubierto a la vuelta. Si estuvimos en alguno no nos dimos cuenta. Cosas que pasan.

En el restaurante Barbakan de la calle Freta (salvando las distancias, la calle de la Palma de allí), la travesía principal de Nowe Miasto, disfrutamos de (Foto 1) Entrecot con ajo y especies con guarnición de patatas parisinas y ensalada. No muy lejos, pero en la zona más vieja (Stare Miasto), probamos uno de los platos más típicos (Foto 2): el Pierogi, empanadillas de pasta rellenas, en este caso de espinacas y setas, pero pueden llevar carne, patatas, queso, etcétera… y un conejo con verduras, patatas cocidas y ensalada. Buscando la casa más estrecha del mundo dimos, en una zona más alejada, en la calle Zelazna (del barrio Mirow), con el restaurante, muy concurrido por famosos, según informan las fotografías que pueblan sus paredes, The red hog (Foto 3.2). El menú se divide en platos “proletarios” y platos “burgueses” (Foto 3). Nuestro plato “proletario”: Filete de pollo empanado con ensalada de pepino. Y el “burgués”: Solomillo de ternera en salsa con guarnición de calabacín y patatas fritas bastón. Otra calle llena de vida y de restaurantes es Nowy Swiat (zona intermedia del Camino Real), donde conocimos uno de la cadena polaca Zapiecek (Foto 4.1). Salchichas frescas polacas en un fondo de cebolla confitada, con salsa de tomate y washabi. Ensalada XL: lechuga iceberg, lechuga romana, tomate, pimiento, cebolla, pepino, huevo duro y queso amarillo (Foto 4.2). Sopa de la abuela: caldo de verduras y pollo, con pasta. (Otras posibles sopas son el Zurek o el Borscht).

Para después del almuerzo tenemos en la cafetería del Museo Nacional, en avenida de Jerusalén, (Foto 5) capuchino y tarta de queso con gelatina y frutas. Y de nuevo en Stare Miasto (Foto 6) el emblemático Wuzetka: pastel de chocolate, licor de cerezas y nata.

Atendiendo a la importancia de la comunidad judía en el pasado y el presente de Varsovia señalaremos, en la plaza Grybowski –particular reducto judío–, el restaurante Menora (Foto 7), especializado en cocina kosher. Estuvimos a la hora del desayuno y había una gran y variada cantidad de panes y de pastelería.

Por último, anotar la cena que nos preparó en su casa del barrio Mokotow el amigo gaditano José Ignacio. Profesor del Instituto Cervantes y «cantaó» de flamenco. Ahí es nada. Del plato de tal velada no tenemos fotografía, pero sí, por una vez, buena memoria. Nos sirvió una pasta fusilli spirale salteada con brócoli y gambas, y queso chipriota Halloumi.

Smacznego!

José Rasero Balón

Autor/a: José Rasero Balón

José Rasero Balón (Alhucemas, 1962). Soy autor de los blogs 'E la nave va!' y 'Humanos' (www.joserasero1.com) con fotografías realizadas en Holanda, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Austria, Italia, Alemania y diversas poblaciones de la geografía española. He publicado las novelas 'Laila' (1997), 'Badián no es un anís' (2012) y 'Áticos y viento' (Ediciones Mayi. 2015), así como el poemario 'Brochazos' (2001). Vivo en La Viña.

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