El mundo de ayer: Gilberto / Kool & The Gang
El acuerdo para España y Portugal entre Universal Music Group y Elemental Music viene facilitando la recuperación (en vinilos de 180 gramos, con artwork original, edición limitada y, en muchos casos, en versión gatefold), de un valioso catálogo de obras de la década de los sesenta y setenta del pasado siglo, procedentes de sellos como Decca, Motown, MCA, Capitol, MGM, Polydor, Philips, Verve o Mercury, y suscritas por nombres de la dimensión histórica de Allman Brothers Band, Ike & Tina Turner, Diana Ross, Bobbie Gentry, The Supremes o Muddy Waters, entre otros. A algunos de ellos como el excelente Tim Hardin 2 ya le dedicamos atención en Clásicos Básicos pero pluralidad y calidades del lote bien merecen que también reparemos en otras entregas, quizás no tan esenciales en el devenir de estilos como rock, pop, soul, country, bossa nova, jazz o blues, pero sí poseedoras de un atractivo perfil, tanto para neófitos como para iniciados. Tal es el caso de Beach Samba de Astrud Gilberto, publicado originalmente por el sello Verve en 1967. Cuentan que fue nuestra protagonista quien se ofreció a cantar en inglés la canción “Garota de Ipanema” (“The Girl from Ipanema”), junto a su marido, el gran João Gilberto, cuando el compositor, guitarrista y cantante brasileño grababa el álbum “Getz / Gilberto” (1964) con el saxofonista de jazz Stan Getz y Antonio Carlos Jobim. Su voz cándida y seductora convirtió a la canción, compuesta en 1962 por el propio Jobim y Vinícius de Moraes, en un rotundo éxito internacional pese a que Astrud Evangelina Weinert, su auténtico nombre, apenas recibió remuneración económica por su decisiva aportación. Lo que sí heredó ese mismo año fue un divorcio de João, una breve, y dicen que amarga, colaboración con Getz y, finalmente, una trayectoria en solitario para Verve, en cuya etiqueta registró varios álbumes a su nombre entre 1965 a 1969, entre ellos este delicioso “Beach Samba”. En él volvió a hacer gala de su sensualidad vocal, encajada en ritmos brasileiros, con la bossa nova en primer plano y arropada por los amables arreglos y composiciones de Don Sebesky y Eumir Deodato o por la implicación instrumental de Hubert Laws, Ron Carter o su compatriota Marcos Valle, entre muchos otros. Una acogedora colección, que combinaba el “Stay” de Bobby Caldwell, “Misty Roses” de Tim Hardin y firmas de paisanos...