Hasta el 25 de junio, en la sala de exposiciones de la Torre de Guzmán, en Conil de la Frontera (Cádiz), se puede disfrutar de las exposiciones fotográficas de Sharon Minkoff y Carmen Kahlo, dos muestras muy distintas de entender la fotografía con el común ejercicio de crear una imagen nueva partiendo de supuestos ya existentes.
En la primera, Compañeros inusuales, de Sharon Minkoff, la autora se sirve del díptico para enlazar imágenes distintas que de forma primigenia no tendrían por qué guardar relación. Sin embargo, el ensamblaje de cada díptico forma una comunión perfecta entre ambas imágenes, que tienen orígenes y procedencias diferentes, pero funcionan como una identidad nueva en la que, no sólo se comunican, sino que se definen juntas. En todos los dípticos destaca el color vivo y enérgico, a muchos de ellos es lo que los une, creando un conjunto que rezuma calor y esperanza.
En Desechados, Carmen Kahlo se sirve de objetos abandonados que pueden encontrarse en cualquier camino, muchos de ellos pertenecientes al mundo de la infancia, pero con cuyo trabajo la fotógrafa engrandece mediante la técnica del pan de oro. Se produce así una nueva puesta en valor del objeto en el que la fotografía ha sido vehículo de renacimiento, o de empoderamiento, e inteligentemente enmarcada sobre una tela de terciopelo verde cuya sola visualización nos devuelve a la ternura. La imagen final resultante es una inmersión en un reino que tiene mucho de cuento maravilloso o de sueño dorado.