Texto: José Mateos. Actor: Emilio Rosales. Dirección: José Mateos. Espacio Escénico: José Mateos y Emilio Rosales. Voz en Off: Laura Rodríguez. Fotografía: Berta Alfonsín. Vídeo: Miguel Ángel Rosales. Luces: Javier Padilla. Música: Nis Dominus (Vivaldi), Lacrimosa Requiem (Z. Preisner) y Touba Lahum (Marie Keiruz).
José Mateos firma el texto de Amniótica, que interpreta en solitario Emilio Rosales. Nos enfrentamos a una propuesta que nos traslada al territorio revelador del hombre que busca más allá de los horizontes cercanos que nos ofrece la cotidianidad. El espacio escénico se transforma en una nave espacial suspendida a mucha distancia de esa Tierra castigada y doliente en la que nos encontramos. Es el paisaje excepcional para la tragedia y el milagro, y a eso nos aboca esta obra: a asistir al momento exacto en el que se funden el dolor y el gozo.
La obra está protagonizada por Tom Major, un astronauta perdido en el espacio, un héroe nacional que accidentalmente pierde el control de su nave y lucha en vano por volver a la Tierra. Major es un personaje de reminiscencias míticas, que representa al hombre que se interroga por el verdadero sentido de su vida y que, en un momento de extrema lucidez, es capaz de anclarse a un recuerdo y traspasar con él los límites entre la vida y la muerte.
Emilio Rosales asume el difícil papel de dar vida a Tom Major y toma el escenario en solitario durante más de una hora para trasladarnos a un mundo sin gravedad en el que pesan demasiado las ataduras terrenales. Curtido pese a su juventud en un puñado de proyectos anteriores, Rosales demuestra un acertado dominio de la expresión corporal sobre la escena.
El actor dice bien y además –no es tan obvio– sabe lo que dice, lo entiende y lo transmite. No es tan sencillo cuando el texto aborda algunos temas tan poco usuales como la existencia de Dios y exige una tensión extrema a la que el intérprete responde con energía.
La música juega un papel importante en el montaje, sobre todo el recurrente Lacrimosa Requiem de Z. Preisner, que actúa como un mantra en los interludios del monólogo y apoya a una sencilla pero efectiva escenografía que no desconcentra al público.
Amniótica, que está basada en un texto de Daniel Cotta inspirado a su vez en la canción Space Oddity de David Bowie, logra que el espectador se adentre en el mundo confuso de las emociones y lo invita a preguntarse por temas recurrentes como el sentido de la vida y la muerte. Pero a diferencia de otras propuestas, esta obra arriesga con una posible respuesta al desasosiego que nos abruma y dota al amor de una deslumbrante capacidad redentora.
Es la fórmula Major, la ecuación capaz de explicar todo lo que el astronauta ha buscado durante toda su carrera: el amor con mayúsculas, capaz de desligarse del objeto concreto que lo ha provocado para configurarse como sentimiento puro capaz de lograr la catarsis y de dotar de sentido cada emoción y cada experiencia.