Diarios
Durante unos años casi olvidados leí periódicos con síntomas quijotescos. Creía, entonces, que saltear mis ojos junto a aquellos caracteres, atufar mi nariz con aquellos olores a bencina, negrear mis dedos con aquellas tintas derretidas… toda información sumada me guiaría hasta el edén de la objetividad. Tal era mi ambición. Sin ambages: ingenuo como algún protagonista de Voltaire o el maestro Dostoievski. Los fines de semana brincaba...
El dedo en el ojo
Un envalentonado político turco, pirueta cabalística, prohibió hace unos meses en los teatros de su país la puesta en escena de obras de autores clásicos occidentales, entre ellos, Shakespeare, Chejov, Brecht y Dario Fo. Al preguntársele por el asunto, Fo comentó que la mala noticia en realidad era para él como haberle vuelto a dar el premio Nobel. Desmedido Erdogan, excesivo Fo. De un trasunto donde la exageración anega hasta el...
El engaño a los ojos
Un lejano mediodía, con la lectura del periódico, a las sacudidas morales cotidianas añadí una extraña: la rabia literaria. Un crítico de cine trasmutado en teatral desaprobaba por mediocres y aburridos los Entremeses cervantinos, algunos de ellos representados la noche anterior, en un teatro de la población, por un cuadro de actores que el fustigador indultaba porque, supuse, tan pesada era la carga… Reconozco que leí varias...