Clásicos básicos: ‘Os mutantes’ de Os Mutantes

Cuenta Caetano Veloso que el fotógrafo Luis Carlos Barreto quedó deslumbrado por una de las canciones que el músico bahiano preparaba para su primer álbum, hasta el punto de proponer su bautizo con el mismo nombre de una instalación de su amigo, el artista plástico carioca Helio Oiticica. El tema en cuestión – “Tropicália” – derivó en el nombre de un movimiento cuyos integrantes propugnaban un nuevo ideario convertido en ambicioso reflejo de la vida cultural de Brasil. Junto al propio Veloso, Gilberto Gil o Gal Costa, tomó protagonismo un fascinante grupo cuyo debut homónimo descifró algunas claves de aquel histórico momento… Os Mutantes. Os Mutantes. Philips, 1968.

Formaron parte de la nómina de músicos que se responsabilizó de Tropicália. Ou Panis et Circencis (1968), el álbum-manifiesto del tropicalismo y desde cuya portada miraban, mitad retadores, mitad irónicos, junto a Caetano, Gilberto o Tom Zé. Dos años antes, los hermanos Arnaldo y Sergio (Días) Baptista y la cantante Rita Lee habían decidido tomar su nombre de un libro de ciencia ficción del escritor francés Stefan Wul para bautizar su aventura conjunta. El trío procedía de Sao Paulo, la región más rica y menos típica de Brasil, y estaba familiarizado con un arsenal electrónico que casaba con el renovador espíritu de los tropicalistas: una sincrética noción que atacaba el conformismo creativo y el autoritarismo de la dictadura militar propugnando “asumir por completo y sin prejuicios todo lo que la vida de los trópicos nos puede dar”. Un matiz: su postura se ubicaba más próxima a un lenguaje de pop y rock anglosajón que los desplazaba a la zona más periférica del modelo tropicalista aunque sin perder su crucial coyuntura.

En septiembre de 1967, os Mutantes ya habían mostrado su agitación y descaro secundado a Gilberto Gil en el festival de Música Popular Brasileña de la TV Record, provocando, de paso, la ira del tradicionalismo. Poco después, lo apoyaban en la grabación de su segundo disco. La espoleta estaba ya engrasada para provocar la detonación de esta primera obra homónima, publicada en junio de 1968, unos meses antes de que Tropicália. Ou Panis et Circencis constatara la consolidación del movimiento.

Grabado en un mes y medio e imaginativamente orquestado por Rogério Duprat, las once canciones de Os Mutantes fijaban un astuto punto de contacto entre la psicodelia anglosajona y el exuberante bagaje brasileiro a través de una radiante modulación modernista que fundía a Beatles, Joao Gilberto y Françoise Hardy. Las firmas de Gil, Veloso, Jorge Ben o el propio trío se cruzaban con las del tándem Jean Renard / Frank Gerald o el mismo John Phillips (The Mamas & The Papas) para suscribir once canciones cuya fresca secuencia e imprevisible desarrollo dieron cuerpo y alma a un trabajo lúcido y atrevido: ahí estaban “Bat Macumba”, “Adeus Maria Fulô” o los emblemáticos himnos “Panis et Circenses” o el “Baby” de Caetano Veloso que luego popularizaría Gal Costa. Una descarga de ideas cuyo plural espíritu permitía rastrear pistas latinas, de samba, bossa, rock o soul en una efervescente mescolanza.

Os Mutantes constituyó la más plena constatación del talento del grupo. De hecho, sucesivos discos perdieron fuelle para pasar por el heavy o el rock progresivo en una infructuosa búsqueda que diluyó su estela hasta la disolución en 1973. Rita Lee inició entonces su carrera en solitario, más interesada en las grandes audiencias que en cualquier ignota exploración, mientras que los hermanos Baptista se perdían definitivamente en otros laberintos. Pese a ello, la creatividad estaba a salvo. Os Mutantes ya habían labrado su muesca en la crónica de la música popular brasileña con un disco pleno de imaginación y destellos, y de cuyo contenido se confesaron luego rendidos admiradores nombres como Beck, Stereolab o un David Byrne (Talking Heads) que incluso inauguró la colección World Psychedelic Classics de su sello Luaka Bop con una antología del grupo.

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Salvador Catalán

Autor/a: Salvador Catalán

Desde hace más de veinte años desarrollo mi labor profesional en el ámbito de la gestión cultural universitaria. Durante este tiempo también he abordado una permanente colaboración como crítico musical en medios generalistas (Diario de Cádiz, Diario de Sevilla, La Voz de Cádiz,...) y especializados (Rockdelux) y como programador de festivales y ciclos musicales.

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2 Comentarios

  1. Salvador Catalán

    Encantado, Íñigo. Creo que todas son hoy plenamente disfrutables y se mantienen a salvo del óxido.

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  2. Íñigo Blanco Alegre

    Salvador, muchísimas gracias por estas joyas que nos estás dejando.

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