«Los terrícolas adultos tendrían mucho que aprender de sus crías y de su relación urgente con las preguntas»

Tras diez meses al frente de una investigación multidisciplinar para verificar científicamente el primer mensaje extraterrestre recibido en la Tierra, Ellen Duthie ha conseguido lo nunca antes visto: publicar en Wonder  Ponder el primer mensaje intergaláctico llegado de un planeta muy especial, Bibopia. Y lo más sorprendente es que este mensaje nos ha llegado en forma de libro, un volumen que Duthie ha titulado ‘¿Hay alguien ahí? Preguntario interplanetario para terrícolas inteligentes’ y que ha sido diseñado e ilustrado por Studio Patten.

¿Hay alguien ahí? Preguntario interplanetario para terrícolas inteligentes fue descubierto por un perrito con muy buen olfato y su esforzada dueña dentro de una nave espacial extraterrestre que aterrizó el pasado año en la gaditana playa de la Victoria y es un documento fidedigno para corroborar que hay algo que une a la raza humana con la vida inteligente llegada del espacio: la curiosidad.

Gracias a Ellen Duthie, CaoCultura ha conseguido entrevistar a un representante bíbope para que nos hable de un libro, dirigido a humanos de entre 8 y 110 años, que nos plantea “preguntas prácticas, otras impertinentes, incómodas o inquietantes, muchas cómicas y todas provocadoras”.

Bueno. En primer lugar, quería expresarle mi emoción. En mi larga carrera como periodista, nunca imaginé poder entrevistar a un verdadero extraterrestre. Muchas gracias.

De extraterrestre a extrabíbope, gracias emocionadas son las que le doy yo a usted. Como habrá adivinado por el libro que motiva esta entrevista, sabrá que los seres bíbopes tenemos cierta debilidad por las preguntas y yo me muero por conocer las de una verdadera periodista humana.

Mi primera pregunta es muy simple, pero es que me puede la curiosidad.

Que su nave se descubriera en una playa de Cádiz, ¿es casualidad o tiene un significado concreto para los bíbopes?

¡Ay, Cádiz!

La primera vez que este ser bíbope apareció en Cádiz fue en el año terrestre de 1974, en el seno de una familia que se había trasladado a la Tierra desde Bibopia poco antes. Éramos pocos y a los gaditanos les costó ubicarnos. Los menos confiados nos llamaban “los forasteros” y los que se acercaban con más cariño optaban por “los ingleses”. No se hacía mucha distinción, en aquella época, entre ingleses, escoceses y bíbopes.

Podría decir que elegimos Cádiz por su carácter de ciudad milenaria y por ser cuna de un número impresionante de civilizaciones… pero lo cierto es que fue una elección mucho más personal. Fue a mí a quien encomendaron elegir el lugar de aterrizaje de nuestra nave en la Tierra y, sencillamente, elegí mi ciudad natal. Sí, siento decepcionarle: aunque no sea biológicamente terrícola, tampoco soy estrictamente extraterrestre. ¡Soy de Cádiz!

Por otra parte, le mentiría si le dijera que no nos divertía a los seres bíbopes la idea de que, de todos los lugares sobre la Tierra donde unos extraterrestres pudieran elegir enviar una nave espacial, “tenía” que ser en Cádiz… Me recordaba un poco a la mancha aquella de humedad con cara de Cristo que apareció en una fachada del Cerro del Moro allá por el año 1993. Pensé que el aterrizaje de nuestra nave en forma de dónut en la playa Victoria de Cádiz podía entroncar con esa tradición gaditana de reírse de uno mismo que observé durante los años que viví ahí, y creo que está también en la raíz del carnaval.

Este ¿Hay alguien ahí? Preguntario interplanetario para terrícolas inteligentes es, entre otras cosas, una carta de amor a Cádiz.

 

Estoy convencida de que su civilización es una de las más avanzadas que existen y que dominan perfectamente tecnologías aún desconocidas para los terrícolas. ¿Por qué su primer contacto con nosotros ha sido a través de un libro? ¿Conocían este formato o les ha parecido un objeto sorprendente?

En Bibopia las ideas no tienen que agarrarse a ningún soporte; simplemente flotan, por así decirlo, abiertas a que cualquiera las explore o las fusione con otras, según le vaya siendo preciso para reflexionar. Por eso al principio nos costó entender el curioso formato del libro. Nos parecía una prisión de ideas, hacíamos chistes al respecto y nos parecía primitivo. Pero poco a poco fuimos entendiendo que los libros acogían a las ideas más como un hogar que como una cárcel, y que facilitaban una manera muy interesante de coleccionarlas y conectarlas con otras ideas residentes en otros libros o con esas otras que flotan libres sin soporte.

Es decir, fuimos los seres bíbopes los que descubrimos en vuestros libros una tecnología avanzada, sorprendentemente duradera y potencialmente placentera. Nos gustó tanto, que después de este primer experimento que os enviamos en forma de preguntario, estamos empezando a adoptar esta tecnología en Bibopia. Gracias, terrícolas, por esto.

A lo largo del profundo estudio que han realizado de los habitantes de la Tierra habrán llegado a importantes conclusiones. ¿Cuál les ha parecido la más sorprendente? ¿Qué es lo que más les ha llamado la atención de nuestro comportamiento y estilo de vida?

Como verá por el libro, estamos aún muy lejos de llegar a conclusiones. No nos precipitamos fácilmente los seres bíbopes y aún necesitamos oír los pensamientos de muchos seres humanos que lean el libro para hacernos una idea más clara.

Pero algunas sorpresas sí que nos hemos llevado. Nos ha parecido realmente sorprendente la costumbre de comer chicle, por ejemplo. ¿Acaso la mandíbula humana requiere de una especial ejercitación? ¿Qué le ocurre a una mandíbula humana si no se ejercita? ¿Dialogar más podría solucionar el problema? Estas preguntas se nos quedaron fuera del libro.

¿Y la guerra? ¡Explíquennos! A ese tema sí que le dedicamos muchas preguntas en el libro. ¡Nos parecemos tanto en algunas cosas! Y tan, tan poco en otras.

¿Cree que los terrícolas estamos preparados para entrar en contacto con una civilización como la de Bibopia, que le da tanta importancia a la reflexión, que prima el valor de las preguntas frente a las respuestas?

No sé si los seres bíbopes primamos el valor de las preguntas frente a las respuestas (¡nos interesan mucho las respuestas!), pero desde luego que entendemos que las preguntas tienen un valor en sí mismas y que sin tener las preguntas claras no tiene mucho sentido correr a agarrarse a ninguna respuesta. Entendemos que las preguntas son una manera de estructurar incertidumbres, sí, pero también conocimiento. De hecho, como curiosidad, le contaré que en las lenguas de Bibopia no se hace distinción entre “pregunta” y “respuesta”.  Usamos una sola palabra para referirnos a ambas, como partes inseparables de una misma actividad.

Pero me voy por las ramas. Estamos escuchando sus respuestas según van leyendo el libro y la impresión hasta ahora es que no se les da nada mal la reflexión a ustedes, seres humanos. El asunto está quizás en la falta de hábito. Pero observamos que en la lectura de este libro está ocurriendo una cosa esencial para el desarrollo del hábito: por lo general, no se están guardando las reflexiones sobre las preguntas. Las están compartiendo con otros seres humanos mediante conversaciones interesantes, pensando en posibles respuestas de manera conjunta: dialogando. ¿Y si este libro fuera un buen sustituto del chicle?

Por lo pronto, es el primer contacto interplanetario entre civilizaciones. Y la cosa no empieza mal.

Ellen Duthie.

Creo que el suyo es el primer libro realizado sólo con preguntas al que nos hemos enfrentado. ¿Es posible que estén inaugurando un nuevo género literario?

Nos emociona mucho la posibilidad de que nuestra primera incursión en el arte del libro nos haya llevado a inaugurar un nuevo género literario. ¡Qué orgullo!

Es cierto que la misma editorial que ha editado ¿Hay alguien ahí? en el planeta Tierra, Wonder Ponder, tiene otros títulos con muchas preguntas y sin ninguna respuesta (como los cuatro de la serie de Filosofía visual para todas las edades: Mundo cruel, Yo, persona, Lo que tú quieras y ¡Pellízcame!). Pero en esos títulos el contenido primario, por así decirlo, son las imágenes, de las que brotan preguntas.

En ¿Hay alguien ahí? son las preguntas las que constituyen el contenido primario. Es un atlas compuesto de mapas de preguntas. Nos gustaba la idea de crear un libro “informativo” compuesto únicamente de preguntas: una enciclopedia donde el contenido a consultar son las propias preguntas. Las respuestas corren de parte de las personas lectoras.

Si le tuviéramos que poner nombre a nuestro género literario, proponemos “libro de indagación”. ¿Qué tal?

Los terrícolas, ¿nos preguntamos poco, en su opinión?

Yo creo que ustedes los seres terrícolas se preguntan mucho más de lo que creen. Apostaría que tanto como los seres bíbopes.

Lo que observamos que pasa es que pocos seres humanos les dan espacio ni tiempo a esas preguntas. Están todo el día corre que te corre, de un lugar para otro, pensando que atender a las preguntas se puede dejar para más tarde, para otro momento, para cuando haya tiempo. Pero cuando siempre se llega tarde y nunca llega ese tiempo, lo que suele pasar es que se compran respuestas sin mirar a qué pregunta responden exactamente, ni de dónde o de quién vienen.

Como contraste a esta observación generalizada, está el caso de las crías de terrícolas. Una de las máximas diversiones y satisfacciones para los seres bíbopes durante estos siglos de observación ha sido ser testigo de las distintas maneras de comprometerse con las preguntas durante la primera infancia del ser humano. “¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por quéeeeeeeeeee?”. A estas edades, los seres humanos sí demandan tiempo y espacio para sus preguntas y recurren a distintas estrategias si no se les da lo que exigen. ¿Por ejemplo? Repetirlas una y otra vez hasta que un espécimen de ser humano más mayor les presta atención y dedica tiempo y espacio a su pregunta.

Pensamos que los terrícolas adultos tendrían mucho que aprender de sus crías y de su relación urgente con las preguntas.

Como humana adulta, le aseguro que este libro me ha hecho reflexionar sobre aspectos realmente interesantes. ¿A quién quieren llegar con este libro? ¿Cómo se imaginan al lector de ‘¿Hay alguien ahí?’?

Con el libro queríamos llegar a terrícolas inteligentes de todas las edades, de todos los lugares.

Nos imaginamos a lectores y lectoras de muchos tipos diferentes pero con una cosa en común de partida: ganas de explorar. Al fin y al cabo, ¡el libro es un atlas!

Por ejemplo, hay una lectora en concreto a quien imaginamos leyéndolo todo en orden, poquito a poquito, saboreando las preguntas y comentándolas en casa.

Hay otra lectora a la que imaginamos leyéndolo en absoluto desorden, pasando las páginas hacia adelante y hacia detrás, deteniéndose en las preguntas que más le llaman la atención y cerrándolo hasta la próxima vez.

Hay un lector en nuestra imaginación que abre el libro por una página al azar y, con los ojos cerrados, coloca el dedo sobre la página antes de abrirlos para comprobar en qué pregunta ha aterrizado su dedo.

A otro lector lo imaginamos leyendo cada doble página de preguntas como si fuera un poema, sin tratar de correr a responder y las deja flotar en su mente para disfrutarlas.

Imaginamos que hay lectoras que querrán hacernos también muchas preguntas a los seres bíbopes.

A algún lector le gustará dar con preguntas que nos hemos dejado fuera sobre cada tema, o con temas que ni siquiera hemos tocado en el libro.

Nos imaginamos a seres humanos en edad infantil, adolescentes, pero también a lectoras y lectores adultos que compran el libro para su descendencia o para su alumnado y se sorprenden implicándose también en la exploración de las posibles respuestas.

Una de las páginas ilustradas del interior del libro de los seres bíbopes.

¿Qué le ha contado la autora de la edición, Ellen Duthie, sobre el proceso que ha sacado a la luz este importante hallazgo?

Ha sido una suerte poder contar con Ellen Duthie como autora de la edición. Sin ella no creemos que habría libro.

El proceso que ha sacado a la luz este primer mensaje extraterrestre enviado a la humanidad en forma de libro es una historia de felices coincidencias.

Duthie llevaba tiempo pensando en hacer una introducción a la curiosidad filosófica que fuera una especie de colección de mapas de preguntas, inspirada por una serie de ejercicios prácticos que suele hacer en Wonder Ponder en talleres con seres humanos de todas las edades, en el que para aproximarse a un tema determinado, piensan colectivamente en todas las preguntas que se les puedan ocurrir, haciendo una especie de enorme mapa de preguntas sobre el tema que desean explorar. El reto como escritora, a la hora de trasladar la idea de unos ejercicios a un libro que diera unidad y coherencia a la colección de mapas, era encontrar el hilo y la estructura, pero no era fácil y llevaba tiempo pensando en cómo trasladar esos ejercicios a un formato de libro, cuando aterrizó nuestro libro en Cádiz.

Al verlo, Duthie no gritó “eureka”, pero sí que gritó con un ímpetu parecido, “¡un atlas de preguntas!” antes de añadir otro grito más: “¡alienígena!”

Así pues, para Duthie, el proyecto no nació sabiendo que iban a ser unos extraterrestres los que mandaríamos el libro. De hecho, la inesperada coautoría alienígena acabó siendo la solución al hilo que buscaba. ¿Y puede creer usted que ella también tiene relación con Cádiz?

Por último, ¿algún consejo para las personas que estén interesadas en este libro? ¿Qué debemos hacer para sacar el mayor partido de él?

Disfrútenlo. Si al principio tienen cierto reparo ante tanta pregunta sin respuesta dada, prueben a descalzarse a la orilla del libro y déjense salpicar un poco, antes de darse el chapuzón. Luego déjense llevar por las preguntas. Exploren. Recorran cada mapa con el dedo, vayan leyendo las preguntas y deténganse en las que les gustan especialmente. Quédense un rato pensando. ¿Les apetece compartirla para explorarla y ensayar algunas respuestas? Cuando abrume, ciérrenlo y vuélvanlo a abrir otro día. Cuando atrape, adéntrense todo el tiempo que quieran. Entréguense.

Piensen en preguntas que se nos han olvidado a los bíbopes y en páginas de temas que no hemos cubierto. Hagan vuestro propio preguntario interplanetario para bíbopes inteligentes.

Y, recuerden, cuanto más partido le saquen los seres humanos a este libro, más interesante nos resultará a los seres bíbopes.

Muchas gracias.

A usted, por sus interesantísimas preguntas y sus ganas de jugar.

Mª Ángeles Robles

Autor/a: Mª Ángeles Robles

Soy periodista especializada en temas culturales. He trabajado en Diario de Cádiz, en la agencia de noticias Europa Press y he sido redactora y fundadora del periódico El Independiente Cádiz. Colaboradora habitual de diversas publicaciones culturales en las que he escrito de teatro, cine y literatura.

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1 Comentario

  1. María Jesús Ruiz

    Qué maravilla!!!!!!

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